El polaco Stanislaw Kowalski, que cumplirá 107 años en abril, pasó el siglo de vida como si no sintiera el peso de la edad. Reconoce que las consultas médicas nunca fueron parte de su rutina, y contempla el vodka como algo “obligado para su edad”. A pesar del estilo de vida hedonista, tiene el récord mundial de los 100 metros en categoría masculina arriba de los 105 años, registrando un tiempo de 34s50 en una competición realizada en Toruń, Polonia, en junio de 2015.
“Hay que pasear, correr y no preocuparse con los médicos. No tomo ningún remedio, no hago ninguna dieta y, en las noches, me tomo un vodka obligatorio para la salud”, dijo risueño el corredor en 2015, cuando recibió un homenaje por parte de las autoridades de su país por su contribución a la popularización del deporte.
Nacido en 1910 en la pequeña ciudad de Końskie, Kowalski no tuvo una vida fácil. Vivió de cerca las dos principales guerras del siglo pasado, se escondió de los soldados alemanes en el período de la invasión a Polonia, pasó hambre, durmió en lugares muy fríos y trabajó duro en granjas y líneas de ferrocarril.
Kowalski resalta que, aún con las dificultades que tuvieron que hacer frente, sus familiares también son longevos: su madre vivió hasta los 99 años; su mujer, hasta los 90.
Según Regina Baszak, su hija, el padre siempre rebosó sentido del humor y alegría. La respuesta de Kowalski cuando habla de sí mismo confirma esa fama:
“Soy especial. Me siento, por lo menos, 50 años más joven de lo que soy. El hecho de vivir mucho tiene que ver con mis buenos genes, pero también con mi deseo de vivir. La vida debe tener movimiento y aire fresco. Quedarse sentado en casa no ayuda a nadie”, concluyó en una entrevista al periódico local Gazeta Wroclawska, concedida el año pasado.
