Cuando corremos, el aporte de energía proviene de dos caminos: aeróbicamente – con oxígeno- y anaeróbicamente – sin oxígeno-.
Aeróbicamente, con la inspiración ingresa el oxigeno que es luego absorbido por la sangre cuando atraviesa los pulmones. Después, el corazón bombea la sangre enriquecida con oxígeno hacia los músculos donde se produce la energía para correr. Los nutrientes energéticos, los hidratos de carbono almacenados (glocógeno), la grasa y, a nivel reducido, las proteínas proporcionan el combustible para este proceso. El sistema anaeróbico de energía funciona de forma diferente, procesos químicos desarrollados en el interior de los músculos producen una cantidad limitada de energía aneróbica.
La rapidez con la que corras y la distancia que cubras determinan el grado de contribución de cada uno de estos sistemas de energía para alimentar los músculos con combustible.
Cuando estás en reposo, todas las necesidades de energía se satisfacen aeróbicamente. Pero al empezar a correr dentro de los límites de tu ritmo cardíaco de entrenamiento algunas necesidades de energía se satisfacen anaeróbicamente . Cuanto mas deprisa corras, mas energía anaeróbica necesitaras.