Con el tiempo, tus zapatillas pierden la capacidad de absorción del impacto y la estabilidad. Cuando esto sucede, se incrementa el estrés que recae sobre tus piernas.

Entrenar con un calzado sin amortiguación puede desencadenar lesiones relacionadas con el impacto que reciben las articulaciones en cada paso. Con el tiempo, tus zapatillas pierden la capacidad de absorción del impacto y la estabilidad. Cuando esto sucede, se incrementa el estrés que recae sobre tus pies y piernas. Tal estrés puede conducir a una lesión por sobreeentrenamiento.
La mediasuela es la responsable de la amortiguación y control de movimiento del calzado. Muchas veces se confunde con la suela. La mediasuela es la parte blanda y grande, no la capa final que toca el piso.
¿Falta de amortiguación?
Saber si tus zapatillas perdieron sus propiedades no es tan sencillo. Sin embargo, hay algunos indicios que demuestran que ya no amortiguan como antes.
- Prestá atención a cómo se siente el calzado en cada pisada. Cuando la amortiguación se pierde, por lo general sentís más el choque de tu pie contra el asfalto (o la superficie en la que corrés). A medida que tus zapatillas empiezan a perder la capacidad de amortiguar, podés sentir molestias o dolores en los huesos y articulaciones.
- Controlá la aparición de fatiga muscular leve o calambres en las piernas.
- Poné atención en molestias en la cadera, rodillas o pies.
- Intentá girar tus zapatillas. Una mediasuela desgastada permitirá que el zapato se tuerza más fácilmente hacia los costados.
- En una casa deportiva probá tus mismas zapatillas pero nuevas, y comparalas con tu calzado actual.
- Si hay señales de desgaste en la suela, seguramente la mediasuela también está gastada.
Si a pesar de estos consejos no podés comprobar si tu medi