El dolor en el empeine que muchas personas sienten después de entrenar puede tener varias causas. Desde el uso de zapatillas inadecuadas para la actividad, que se pueden solucionar de forma sencilla, hasta problemas más graves, en los que las molestias son solo una señal de que más cosas andan mal en el organismo.
En algunos casos, el dolor puede ir acompañado de quemazón, enrojecimiento, hinchazón, sensibilidad al tacto de la piel, inflamación e incluso pérdida de sensibilidad.
Causas más comunes de dolor en el empeine
La causa más común del dolor en el empeine es también la más sencilla de resolver: el calzado inadecuado. Dependiendo del modelo y de cómo encaje el pie en su interior, el zapato puede acabar creando puntos de compresión en la zona. Y con el uso repetido, la presión sobre los tendones crea inflamación, lo que provoca dolor.
El problema puede aumentar con la exageración en el entrenamiento, la falta de descanso cuando la región está adolorida o incluso una técnica de carrera demasiado agresiva para la región.
Otra posible causa de dolor en el empeine es la osteoartritis en el sitio, un desgaste de la articulación del mediopié. En estos casos, el tratamiento varía según el grado de la enfermedad.
En casos más raros, un trauma, como un esguince o un golpe en el sitio, puede inflamar todas las estructuras del pie y causar un dolor más intenso.
¿Qué hacer cuando se siente dolor?
Cuando experimentas dolor en el empeine, lo primero que debes hacer es valorar si proviene del tipo de calzado que llevas.
Si este no es el problema, analice el comportamiento del dolor. Identificar qué movimientos causan dolor y cuáles no. Busca la forma de reducirlo con movimientos que alivien las molestias y mantengan estable la región para evitar compensaciones al caminar.
Si el dolor no se resuelve gradualmente, consulte a un ortopedista o médico deportivo para ayudar a identificar la fuente del dolor.
La mejor recomendación que dan los médicos es hacer un tratamiento conservador, en el que ejercicios diarios de fortalecimiento y masajes ayuden a tratar el problema.
Si el dolor continúa, es posible que se requieran exámenes físicos, radiografías, resonancias magnéticas, pruebas funcionales, ecografías o tomografías computarizadas para evaluar más a fondo la causa del problema.
Tratamiento
El tratamiento puede basarse en medicación, hielo, estiramientos y, en algunos casos, fisioterapia. Colocar una compresa de hielo en la zona durante 30 minutos, protegida con un paño fino y repetir el proceso cada dos horas es lo más recomendable inicialmente cuando se siente dolor en el empeine.
Los ortopedistas André Setti y Leandro Gregorut recomiendan dos tipos de ejercicios para fortalecer la región y así reducir la incidencia de lesiones:
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ejercicios de propiocepción
El propósito de este ejercicio es fortalecer y desarrollar la resistencia en la región.
Para hacer esto, necesitas una banda elástica . Cuélgalo en algún lugar de la casa (cama, sofá o mesa). Tira del elástico con solo el movimiento de tus pies. Realiza movimientos lentos, utilizando la resistencia de la banda elástica para ganar fuerza en los tendones de la región.
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ejercicio de equilibrio
Para este ejercicio lo mejor es utilizar objetos en los que hagas muchos movimientos para mantener el equilibrio, como una cama elástica o un bosu, una media pelota indicada especialmente para ejercicios. Para aquellos que aún están comenzando, el simple hecho de balancearse sobre estos accesorios ya puede representar un buen ejercicio.
A medida que avanza, puede agregar algunos movimientos a la rutina, como mantener el equilibrio sobre un pie. Este tipo de ejercicio te permitirá desarrollar cada vez más fuerza en los tendones, tanto cuando estás quieto como con ciertos movimientos, para que no se produzcan inflamaciones y lesiones en la región.
Además de estos ejercicios, puedes masajear la zona con ungüentos herbales y antiinflamatorios. Es importante utilizar el pulgar, deslizándolo por la zona con presión continua (sin forzar demasiado) durante cinco minutos. Esto favorecerá la circulación sanguínea, absorbiendo el proceso inflamatorio.
Otros tipos de masajes más específicos deben realizarse con fisioterapeutas. Los masajes realizados con demasiada fuerza o de forma incorrecta pueden acabar desgarrando el tendón al exagerar la presión del lugar o el movimiento que se debe realizar.
Fuentes
André Setti Persiane – Fisioterapeuta Especialista en Ortopedia (FCMSCSP) y Deporte (SONAFE) – CRM 3: 219984-F
Dr. Leandro Gregorut – médico ortopedista especialista en hombro, codo y rodilla y especialista en medicina deportiva, en Clínica Movité – CRM 104351
