Vulcania 2017
Empezar la temporada corriendo Vulcania 26K, fue comenzar el año por todo lo alto, de forma literal. Cualquiera diría que la distancia no representa un reto, pero su dificultad no está en su distancia, está en todo lo que hay que sufrir para terminar esos casi 27K.
Empezamos con 5K bastante planos por caminos de tierra y arena serpenteantes, en medio de plantaciones de cítricos y granjas de pollos, dónde lo más emocionante son los dos cruces del río, por suerte para nosotros con solo hilos de agua, y los perros que salen a “animar” a los corredores. Una vez cruzamos El Salao, una pequeña comunidad, empieza un cambio brusco de la ruta y escenografía, empezamos a adentrarnos en la selva y el camino empieza a ondular suavemente por unos 600 metros hasta que llegamos al primer ascenso, poco mas de 1000 metros de ascenso continuo que va mermando el grupo de corredores, kilómetro 7 y ya algunos van maldiciendo el momento de su inscripción, la vista es fantástica pero no hay tiempo, a recuperar en una bajada y seguir hasta el kilómetro 9, una vez mas la vista es increíble, solo 1k mas hasta el primer PAS.
A comer bien e hidratarse, mochila a full que a partir de aquí comienza la aventura, son unos 800 metros de ascenso hasta encontrar “el tubo” y luego a seguirlo por una ascenso de casi 1500 metros con una inclinación de alrededor de 40%, casi 15 minutos por km, finalmente llegué a “la cima” solo para descubrir que quedaba un ascenso aún mas elevado, por suerte no tan empinado, finalmente el segundo y último PAS, km 15 y la cima finalmente conquistada. Una cerveza y a seguir.
Terreno ondulado y tranquilo hasta el km 22, ya es solo bajar al pueblo… si todo fuera tan fácil. Una bajada de mas de 4K sin descanso en la que las piernas ya tiemblan a cada paso, de pronto se ve la meta, pero cruel ilusión óptica, faltan varias vueltas mas antes de llegar.
Finalmente la bajada termina, se percibe la última tranquera y la meta; llegar, abrazarse, otra cerveza y a preparar la próxima.
TESTIMONIOS-. Vulcania Trail por Erwin Siles
