¿Qué pruebas médicas son fundamentales para los runners?


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Es posible que te sepas de memoria tus marcas personales, el ritmo de carrera y tal vez incluso tu objetivo de ritmo cardíaco. Pero, ¿tienes alguna idea de cuál es tu presión arterial? ¿Y qué tal si hablamos de tu concentración sanguínea de glucosa? Según Mark Harrast, especialista en medicina deportiva de la Universidad de Washington y director médico del maratón de Seattle, “muchos corredores creen que por practicar deporte no sufren problemas de salud como la hipertensión o la diabetes”. Pero por mucho que corras, no se pueden cambiar factores de riesgo importantes, como tus genes, tus antecedentes familiares, tu raza o tu edad. Otros aspectos de tu estilo de vida también cuentan, como la forma de manejar el estrés y tus hábitos alimenticios. La mejor manera de proteger tu salud a largo plazo es abordar los problemas antes de que vayan a más. Cuando comiences a planificar tus objetivos atléticos a principios del año, consulta con tu médico sobre la realización de estas pruebas.
PRESIÓN ARTERIAL
La presión arterial elevada (hipertensión arterial o HTA) no provoca síntomas precoces, pero cuanto más tiempo pase sin detectarse (y sin tratamiento), más dañará tu corazón y tus vasos sanguíneos, lo que aumenta las posibilidades de sufrir un ataque cardíaco o un accidente cardiovascular. Correr mantiene la presión arterial a raya, porque el ejercicio ayuda a dilatar los vasos sanguíneos del cuerpo y permite que la sangre circule con más facilidad. Pese a ello, el Dr. Harrast advierte sobre el error de creer que los corredores son inmunes a la hipertensión. Alrededor de un 33% de los adultos en países desarrollados pueden tener HTA, aunque muchos no los saben. Cada año que pasa, tu riesgo aumenta. Tus comidas favoritas también pueden tener una parte de responsabilidad, de modo que la sal, las grasas saturadas y el exceso de alcohol son los principales factores agravantes. Algunas medicinas también elevan la presión arterial. Para Joe Bowman, un corredor de Nueva York de 48 años, el estrés y sus genes fueron sus principales factores de riesgo. A principios de 2008, justo unos pocos meses después de haber completado su primer maratón, este desarrollador de páginas web comenzó un tratamiento con IECA (unos fármacos antihipertensivos) para controlar su presión arterial. “Mi médico pensaba que la dieta y el nivel de actividad física que yo realizaba eran adecuados, por lo que la medicación era la única alternativa”.
CUÁNDO CONTROLARLA
Se debe empezar a partir de los 18 años, de forma anual.
OBJETIVO
Hay que mantener una presión arterial por debajo de 120/80 mmHg.

COLESTEROL 

El colesterol es una sustancia grasa que es necesaria en pequeñas cantidades para elaborar unas membranas celulares sanas y proteger las neuronas cerebrales, pero el exceso de colesterol que el cuerpo no utiliza para realizar estas funciones vitales puede ser perjudicial. El colesterol “malo” (LDL) se adhiere a las arterias y dificulta el flujo sanguíneo al corazón, además de potenciar la inflamación. La forma “buena” (HDL) disuelve y elimina el exceso de colesterol. Según los médicos, el aumento del colesterol bueno es tan beneficioso como la disminución del malo. Hacer ejercicio es una forma excelente de aumentar el HDL aunque, como las razones precisas de las consecuencias positivas del deporte no se comprenden por completo, y nadie sabe cuál es la “dosis” exacta de ejercicio necesaria para lograr el máximo efecto, incluso los corredores que estén más en forma no deberían dar por seguro que tienen unos niveles saludables. (Después de la menopausia, los niveles del colesterol bueno bajan y los del malo aumentan).
CUÁNDO CONTROLARLA
Se debe empezar a partir de los 20 años y, a continuación, según lo indique el médico.
OBJETIVO
Hay que mantener el colesterol total por debajo de 200 mg/dl, el LDL por debajo de 100 mg/dl y el HDL por encima de 60 mg/dl.
HORMONA ESTIMULANTE DEL TIROIDES (TSH)
Si tu glándula tiroides es hipoactiva o hiperactiva, puede que tus entrenamientos favoritos sean más difíciles. Esto se debe a que la hormona tiroidea regula la cantidad de energía que llega a las células, incluidas las células musculares. Una cantidad demasiado pequeña de TSH (hipotiroidismo) puede hacer que sientas debilidad, mientras que las concentraciones elevadas de hormonas tiroideas (hipertiroidismo) acelerarán tu frecuencia cardíaca y te harán sentir nerviosismo. Sin embargo, lo más preocupante es que las personas que sufren estos trastornos padecen graves problemas con su peso, el sueño, depresión, el colesterol y la fertilidad. Correr es una forma de favorecer que el tiroides funcione con normalidad (aunque el sobreentrenamiento puede suprimir la TSH). No obstante, los factores genéticos suelen ser los principales implicados cuando los niveles de TSH están desequilibrados.
CUÁNDO CONTROLARLA
Hay que comenzar a los 35 años y, a continuación, cada 5 años.
OBJETIVO
El nivel de TSH debe estar entre 0,5 y 5 mUI/l.


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